El miércoles 5 de marzo, en el IES
Valle de Aller, se llevaron a cabo charlas formativas centradas en el bienestar
psicológico del alumnado. Estas iniciativas, promovidas por la Consejería de
Educación del Principado de Asturias en colaboración con el Colegio Oficial de
Psicología del Principado de Asturias (COPPA), tienen como objetivo mejorar la
detección y gestión del malestar psicológico en los estudiantes. Además, se ha
habilitado un teléfono directo de intervención en crisis: 609 789 510, para ofrecer
recomendaciones y estrategias en momentos críticos.

La formación dirigida a equipos
directivos, orientadores y profesorado buscaba establecer claves para identificar el malestar psicológico en
el alumnado, promover herramientas que fomenten el sentimiento de pertenencia y
garantizar que el centro sea un espacio seguro.
Durante su intervención con el
claustro, la psicóloga Ana Fraile destacó que, en numerosas ocasiones, el
instituto o colegio se convierte en el único lugar donde niños, niñas y
adolescentes se sienten atendidos y comprendidos. Señaló que, a menudo, el alumnado
busca llamar la atención del profesorado como una forma de manifestar carencias
emocionales o sentimientos de soledad no deseada, sintiéndose invisibles para
el resto del mundo y encontrando en el profesorado una figura de apoyo y
cuidado. Por ello, animó a validar el sufrimiento del alumnado, resaltando la
importancia de reconocer y atender sus necesidades emocionales para fomentar un
entorno educativo seguro y acogedor.

Durante la sesión, el
profesorado expresó preocupaciones relacionadas con la implementación de estas
iniciativas. Una de las inquietudes más destacadas fue la carga adicional que
supone para los docentes asumir roles para los cuales no están específicamente
formados, como los roles de educadores sociales, psicólogos o personal sanitario.
Esta situación desvía su atención de la enseñanza, afectando la calidad
educativa y generando insatisfacción profesional.
Además, se señaló que la creciente
demanda de atención individualizada para estudiantes con necesidades
emocionales puede afectar el ritmo y la dinámica de las clases, dificultando la
cobertura completa del currículo y potencialmente afectando el aprendizaje del
resto del alumnado. Esta situación genera una sobrecarga en el
profesorado, que debe equilibrar la atención personalizada con la enseñanza
general, sin contar con los recursos o el apoyo necesario para manejar
eficazmente ambas responsabilidades.
El claustro también reflexionó
sobre la eficacia de estas medidas si, después de la intervención en el centro,
el alumnado regresa a hogares donde no se sienten apoyados emocionalmente. Esta
realidad puede generar frustración en el profesorado, al percibir que sus
esfuerzos podrían no tener el impacto deseado en el bienestar integral del
estudiante.
Para abordar estas preocupaciones,
se propusieron posibles soluciones no solo durante la formación sino también a lo largo de la semana, debido a la fata de tiempo en la misma, como:
- Incorporación
de profesionales especializados, como se ha hecho en otras comunidades: La inclusión de educadores
sociales, psicólogos y otros profesionales de apoyo en los centros
educativos permitiría atender adecuadamente las necesidades emocionales
del alumnado, liberando al profesorado de responsabilidades para las que
no están específicamente formados y permitiéndoles centrarse en la
enseñanza de sus materias.
- Reducción
de la carga laboral del profesorado: Implementar medidas como la disminución de la
ratio de alumnos por aula y las horas lectivas del profesorado, garantizar
el derecho a la desconexión digital y reducir la burocracia, contribuiría
a aliviar la carga laboral y mejorar el equilibrio entre la vida personal
y profesional del profesorado.
- Creación
de instituciones o aulas especializadas:
Establecer centros/aulas especializados para atender a estudiantes con
necesidades emocionales significativas podría ser una alternativa para
garantizar que reciban el apoyo adecuado sin interrumpir el desarrollo
académico del resto del alumnado y permitiendo su reintegración efectiva
en el entorno escolar general una vez que estén preparados.
Estas reflexiones resaltan la
necesidad de una revisión integral de las políticas educativas relacionadas con
la salud mental en los centros educativos. Es fundamental implementar estrategias que
equilibren la atención a las necesidades emocionales del alumnado con la
calidad de la enseñanza académica, garantizando que los docentes cuenten con el
apoyo y los recursos necesarios para desempeñar su labor de manera efectiva y
satisfactoria, sin que se vea afectado su bienestar.

Seguidamente,
tuvo lugar la charlas para familias y tutores legales, con el fin de
proporcionar estrategias que faciliten la colaboración efectiva entre el hogar
y el centro educativo en la identificación y abordaje de estas situaciones.